Hay mañanas que uno no olvida. Y en la calle Barreres de Reus, este lunes fue una de ellas. A eso de las siete menos cuarto, el humo ya corría por la escalera del edificio como si tuviera prisa. El incendio se declaró en un tercer piso y, como suele pasar, fueron los vecinos –esos héroes anónimos con el móvil siempre a mano– quienes llamaron al 112.
Llegaron siete dotaciones de Bombers, la Guàrdia Urbana y ambulancias del SEM. Para entonces, el fuego ya estaba en plena faena, con las llamas enseñando los dientes. A las siete ya lo tenían controlado, pero el susto no se lo quitó nadie a los que estaban allí.
El humo, espeso y tóxico, se coló hasta la última planta. Tres vecinos tuvieron que ser atendidos: más por la angustia que por el humo, aunque algún síntoma leve de intoxicación sí presentaban. Una vez sofocado el fuego, los bomberos ventilaron el edificio y se marcharon antes de las ocho, dejando al Ayuntamiento el papel de anfitrión del desastre.
Todo esto no hace más que recordarnos algo: tener a mano un extintor no es cosa de maniáticos. Es prevención. Es responsabilidad. Es sentido común. Si vives en un piso, una buena opción es comprar un extintor ABC, capaz de enfrentarse a casi cualquier fuego doméstico. Y si en tu cocina hay aparatos eléctricos o grasa —que los hay—, no estaría de más comprar un extintor CO2. Porque luego vienen las prisas, el susto, la ansiedad… y el humo, que nunca avisa.
Así que ya lo sabes: mejor prevenir que ventilar.
