Vamos a hablar de lo que ocurrió en Punta Alta, un domingo a las 18:40. Allí, en pleno centro, más precisamente en Irigoyen 74, se desató un incendio dentro de un restaurante. Todo empezó en la cocina, con una freidora que ya había dado problemas antes. El humo se expandió como si la misma sombra del fuego quisiera devorar el aire, y parte del techo cedió, vencido por el calor. Una persona, de las tres presentes, tuvo que ser atendida por una ambulancia debido al susto.
¿Qué falló en la cocina? Un vistazo a la causa
Este no fue un accidente nuevo. Casi dos semanas atrás, en ese mismo lugar, ya había habido un conato por la misma razón: la freidora. Y aquí, como profesor que soy, te pregunto: si una herramienta ya falló una vez, ¿no sería prudente revisarla, cambiarla o mejorar la seguridad? Las llamas no perdonan el descuido. En este caso, el fuego encontró de nuevo su entrada por la puerta que nadie cerró del todo.
El intento fallido y la importancia del extintor adecuado
Cuando las llamas surgieron, los dueños actuaron rápido e intentaron sofocar el fuego. Usaron un extintor. Pero no fue suficiente. ¿Por qué? Porque no todos los extintores sirven para todo tipo de incendio. Aquí entra una lección importante: en cocinas, donde se trabaja con aceites y grasas, se recomienda tener extintores ABC. Es un detalle que puede marcar la diferencia entre una catástrofe y un susto.
Ahumamiento, crisis y reacción de los bomberos
El humo, denso y veloz, fue más rápido que el miedo. En pocos minutos ya había cubierto gran parte del local, y la estructura comenzó a ceder. El calor rompió paredes y rompió nervios. Una de las personas presentes no aguantó y entró en crisis. Por fortuna, los bomberos voluntarios de Punta Alta no tardaron en llegar. Con experiencia y decisión, controlaron el fuego y evitaron un mal mayor. Pero la escena ya estaba marcada por la ceniza.
Aprender del incendio: prevención y memoria
Los incendios no siempre son evitables, pero muchos sí pueden prevenirse. Este caso debe quedar en la memoria de quienes trabajan en gastronomía. El mantenimiento de los equipos, la capacitación en primeros auxilios, y tener siempre un extintor ABC accesible, no son lujos: son necesidades. Un local puede volver a pintarse, pero la seguridad no puede dejarse para mañana. Que Punta Alta lo recuerde bien.