Siete intoxicados en incendio en Atarfe: el humo que casi lo cuenta todo

Siete intoxicados en incendio en Atarfe: el humo que casi lo cuenta todo

Siete intoxicados en incendio en Atarfe: el humo que casi lo cuenta todo.

Una tragedia que pudo evitarse con previsión y responsabilidad

Atarfe, Granada. El corazón de un municipio que empieza el día entre aromas de pan recién hecho y saludos cruzados en la plaza, se ha visto zarandeado por un episodio que roza lo inaceptable. No se trata de una catástrofe natural ni de una imprevisible sacudida del destino. No. Hablamos de un incendio en un hotel-restaurante que, aunque afortunadamente no se cobró víctimas mortales, dejó un balance de siete personas intoxicadas por humo, dos de ellas evacuadas al hospital con pronóstico reservado.

Un fuego, según informan, que comenzó en una secadora de la lavandería del establecimiento. Sí, una simple secadora, ese electrodoméstico tan anodino como esencial. Pero ya sabemos que en este país nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena. Y cuando truena, lo hace fuerte.

La crónica del descuido

El incendio tuvo lugar en un establecimiento ubicado en la Avenida de la Estación, arteria principal que conecta a los vecinos de Atarfe con la rutina diaria. Lo que debía ser una noche tranquila terminó en una escena con tintes de película: humo denso, sirenas, gritos y trabajadores corriendo por los pasillos intentando evacuar a los clientes. El humo se filtró por las rejillas de ventilación, subió por las escaleras, y se coló en habitaciones, oficinas, salones. Como un ladrón silencioso, comenzó a robar oxígeno y a sembrar el pánico.

Pero atención, esto no fue un problema de azar. El verdadero incendio no fue el fuego, sino la falta de preparación. Y en esta España de café con leche y promesas incumplidas, eso, señores, no es nuevo.

¿Dónde estaban los extintores?

Cuando una emergencia se manifiesta, el primer gesto instintivo de cualquier responsable de seguridad es correr a por los extintores. Y aquí es donde la cosa se tuerce. No basta con tener un armatoste rojo colgado en la pared desde la última inspección de cuando Zapatero aún salía en los telediarios. Un extintor debe estar operativo, señalizado, accesible y correctamente ubicado.

En este caso, la actuación de los empleados fue rápida, sí, pero la falta de medios adecuados puso en peligro vidas humanas. Porque un extintor sin mantenimiento no es más que un adorno con pretensiones. Y más aún, no cualquier extintor sirve para todo. El extintor CO2, por ejemplo, es esencial para fuegos eléctricos, como el que, se sospecha, provocó el inicio del siniestro. ¿Estaba disponible? ¿Se intentó usar y no funcionó? No lo sabemos con certeza. Lo que sí está claro es que la evacuación fue caótica y que el humo hizo de las suyas.

La diferencia entre cumplir y proteger

En muchas ocasiones, los propietarios de negocios piensan que tener un par de extintores repartidos al tuntún es suficiente para cubrir el expediente. Que con pasar la inspección de riesgos laborales una vez al año se puede dormir tranquilo. Nada más lejos de la realidad. Un sistema de prevención de incendios debe ser activo, funcional y revisado periódicamente por profesionales.

Y aquí no hablamos solo de extintores. Hablamos de detectores de humo, de sistemas de extracción, de planes de evacuación ensayados, no sólo colgados en una pared detrás del perchero. Y sí, también hablamos de tener personal formado en el uso del extintor co2, porque un aparato de estos, mal usado, puede no sólo no apagar el fuego, sino empeorarlo.

Obligatoriedad de extintor 

¿dónde y cuándo es obligatorio tener un extintor? La legislación española no deja lugar a dudas. Todo establecimiento abierto al público está obligado a disponer de extintores. La normativa varía según la actividad, la superficie del local y el número de plantas, pero no existe excusa válida para no tenerlos. Además, deben ser revisados cada año, recargados cada cinco y, sobre todo, deben estar adaptados al tipo de riesgo presente.

En hoteles y restaurantes, donde convergen aparatos eléctricos, instalaciones de gas y cocinas industriales, es imprescindible contar con varios tipos de extintores, colocados estratégicamente: en lavanderías, cocinas, pasillos y zonas comunes. La pregunta es: ¿se estaba cumpliendo esto en el hotel de Atarfe?

Cuando el humo sustituye a la razón

De los siete intoxicados, cinco eran clientes y dos, empleados. No estamos hablando de números. Hablamos de personas que cenaban, dormían o simplemente hacían su trabajo. Hablamos de pulmones llenos de humo por la incompetencia ajena. El humo no perdona. Se infiltra, satura, asfixia. Y, aunque parezca mentira, mata más que el fuego en la mayoría de los incendios.

Las ambulancias llegaron pronto. Los bomberos también. Pero cuando uno actúa a posteriori, siempre llega tarde para algo. Para el susto, para las secuelas, para las preguntas que vienen después: ¿y si…?

Un recordatorio con olor a ceniza

Este incendio no ha sido una tragedia mayor de milagro. Pero el milagro no puede ser el plan. No se puede confiar en que todo saldrá bien por la buena voluntad de los empleados ni por la rapidez de los servicios de emergencia. No, señores. Esto se evita con planificación, inversión y seriedad.

Extintores que funcionan, extintor CO2 a mano en zonas de riesgo eléctrico, sistemas de evacuación claros y personal formado. No estamos pidiendo ciencia ficción, estamos exigiendo responsabilidad.

Porque en este país de titulares fugaces y promesas que se diluyen como humo, lo único que permanece es la consecuencia del error. Y Atarfe lo ha aprendido por las malas.