Grave incendio en Tomorrowland pone en duda la edición 2025

Grave incendio en Tomorrowland pone en duda la edición 2025

Grave incendio en Tomorrowland pone en duda la edición 2025

La noche del miércoles 16 de julio de 2025 se tiñó de rojo fuego en Boom, Bélgica. El escenario principal de Tomorrowland, esa catedral efímera de luces, beats y efectos visuales que ha sido símbolo global de la música electrónica, fue devorado por un incendio de grandes proporciones que ha puesto en entredicho la celebración de la edición 2025 del festival.

Las imágenes han corrido como la pólvora por redes sociales: llamas elevándose más alto que las estructuras metálicas del escenario, humo denso cubriendo el cielo y un reguero de incertidumbre entre fans, organizadores y medios. Y aunque no hay que lamentar heridos, el daño simbólico y logístico es, como poco, colosal.

Un fuego que arrasa más que un escenario: pone en jaque a todo el festival

Fuentes oficiales del festival han confirmado que el fuego comenzó a última hora del miércoles. Las causas aún no están claras, aunque todo apunta a un fallo técnico o eléctrico durante los preparativos. En ese momento, el recinto se encontraba cerrado al público, pero sí había técnicos, montadores y personal del staff trabajando en la puesta a punto del festival, que debía comenzar este mismo viernes.

Los organizadores se han apresurado a desmentir las especulaciones sobre una cancelación total. “Nos centramos en encontrar soluciones para el fin de semana del festival”, han declarado, sin confirmar ni negar oficialmente la continuidad del evento. La incertidumbre, sin embargo, es total.

¿Dónde estaban los extintores?

Cuando las llamas se desatan con esa virulencia, la primera pregunta que debería asaltarnos no es sobre el futuro del festival, sino sobre el presente de su seguridad. ¿Estaba el recinto preparado con los equipos de extinción necesarios? ¿Se disponía de suficientes unidades de extintores en las zonas de riesgo?

No es la primera vez que un gran evento musical se enfrenta al peligro del fuego. Lo que sí sorprende, a estas alturas del siglo XXI y con la experiencia acumulada, es que sigamos viendo estructuras de gran formato reducidas a cenizas en cuestión de minutos. ¿Qué falló esta vez? ¿Faltaron medidas activas o pasivas de protección contra incendios?

Los riesgos de no contar con extintores ABC en entornos altamente combustibles

Los festivales de gran formato, como Tomorrowland, operan con infraestructuras efímeras, cableados provisionales, materiales sintéticos, lonas, equipos electrónicos de alto consumo, y un sinfín de elementos altamente combustibles. En este tipo de entorno, la presencia de un extintor ABC —capaz de actuar sobre fuegos de origen sólido, líquido y gaseoso— no es una opción: es una obligación legal y moral.

La pregunta incómoda es: ¿estaban disponibles en el momento preciso? Porque no es sólo tenerlos. Es tenerlos en el lugar adecuado, al alcance de la mano y operativos.

La protección pasiva, esa gran olvidada

Más allá de los extintores, está la otra mitad del sistema de protección contra incendios: la protección pasiva. Hablamos de materiales ignífugos, de barnices resistentes al fuego, de tejidos tratados, de estructuras que retrasen la propagación del incendio. ¿Estaban ignifugados los decorados? ¿Se aplicaron las medidas necesarias para reducir la carga térmica de las instalaciones temporales?

En estos eventos, el cumplimiento de normativas no debería ser una simple casilla marcada en una auditoría previa, sino una verdadera cultura de prevención. Porque cuando el fuego arranca, no hay márgenes para el error. La obtención de un certificado de ignifugación no es un trámite decorativo, sino una barrera entre la seguridad y la tragedia.

Tomorrowland y su encrucijada: reconstruir o cancelar

Desde su primera edición en 2005, Tomorrowland ha sido un emblema de innovación y espectacularidad. Más de 400.000 asistentes viajaron a Bélgica en la edición anterior. Lo que está en juego no es solo un evento musical, es una industria entera que se activa alrededor de este macrofestival: turismo, hostelería, transportes, empleo temporal.

Reconstruir en menos de 48 horas sería un acto de alquimia logística. Posponer, una opción que tendría consecuencias económicas devastadoras. Cancelar, la pesadilla que nadie quiere pronunciar en voz alta. Pero cualquiera de estas opciones deberá pasar por una profunda revisión de los protocolos de seguridad. Porque si Tomorrowland quiere sobrevivir, deberá renacer desde las cenizas con una visión mucho más rigurosa de la prevención contra incendios.

La lección está sobre la mesa: ¿la aprenderán otros festivales?

España vive un boom de festivales de verano. Desde los grandes como el Mad Cool, el Primavera Sound o el FIB, hasta decenas de eventos comarcales que aglutinan miles de personas en espacios abiertos y estructuras temporales. Este incendio en Boom debería servir como toque de atención. ¿Están nuestros festivales realmente preparados ante una emergencia de este tipo?

Es hora de auditar, de formar, de invertir en protección activa y pasiva, y de asumir que la seguridad no es una carga, sino el pilar sobre el que se sustenta todo evento multitudinario. Porque la fiesta termina cuando suena la alarma… o debería.

La prevención como única vía para garantizar el espectáculo

El grave incendio en Tomorrowland no solo ha dejado un escenario hecho cenizas. Ha puesto sobre la mesa un debate urgente: el de la seguridad contra incendios en festivales. Desde la disponibilidad de extintores hasta la correcta ignifugación de materiales, pasando por protocolos de evacuación y formación del personal, todo debe ser revisado, reforzado y actualizado.

Porque si algo nos ha enseñado este 16 de julio es que la música puede parar en seco. Y cuando eso pasa, es mejor haber estado preparados.