El CO2 como materia prima para impulsar sostenibilidad industrial: Innovación en la captura y reutilización del CO2.
La utilización del dióxido de carbono (CO2) como materia prima representa uno de los avances más relevantes en el camino hacia una industria sostenible y baja en emisiones. El cambio de paradigma consiste en dejar de considerar el CO2 únicamente como un residuo contaminante y comenzar a verlo como un recurso valioso. Esta estrategia busca capturar y reaprovechar el CO2 emitido en procesos industriales, evitando su liberación a la atmósfera y reduciendo el impacto del efecto invernadero.
Centros de innovación como Ainia, a través de su planta Altex en Paterna (Valencia), han desarrollado tecnologías pioneras para emplear CO2 en estado supercrítico, una forma del gas sometido a altas presiones y temperaturas que permite su uso como “disolvente verde”. Este sistema reemplaza disolventes orgánicos tóxicos y volátiles, minimizando riesgos ambientales y sanitarios, y ofreciendo una alternativa segura para las industrias farmacéutica, cosmética, alimentaria o textil.
Sustitución de disolventes y nuevos usos industriales
El uso de CO2 supercrítico permite eliminar contaminantes como el tricloroanisol (TCA) del corcho, evitando que vinos y cavas adquieran olores indeseados, o extraer aceites esenciales de plantas y semillas para cosmética y fitoterapia. También se emplea para desgrasar cacao y aceites vegetales, recuperando sus componentes de forma limpia. Este método sustituye a disolventes derivados del petróleo, como el hexano, que dejan residuos y son inflamables.
Proyectos de investigación como Sigma, CO2Funnels, VIDA, Sost-CO2 y BioSOS trabajan en escalar estas soluciones desde el laboratorio a entornos industriales. Empresas como Iberdrola Ingeniería desarrollan sistemas avanzados de separación de gases por ionización y magnetismo para capturar CO2 y reutilizarlo en procesos internos o venderlo como materia prima, reduciendo la huella de carbono global.
Aplicación del CO2 en seguridad industrial: el extintor
Una de las aplicaciones más consolidadas del CO2 en la industria es su uso en el extintor, un equipo esencial para la protección contra incendios. Los extintores de CO2 actúan desplazando el oxígeno y sofocando las llamas sin dejar residuos, lo que los hace ideales para fuegos en instalaciones eléctricas, laboratorios o áreas con equipos sensibles.
El empleo de CO2 capturado en estos dispositivos permite dar una segunda vida a este gas, evitando su emisión y demostrando que incluso los residuos gaseosos pueden convertirse en herramientas de seguridad y sostenibilidad. Además, su mantenimiento es sencillo y su eficacia comprobada, lo que refuerza su valor en entornos industriales.
El extintor 6 kg como ejemplo de economía circular
Entre los distintos formatos, el extintor 6 kg destaca por su versatilidad y capacidad de protección en instalaciones industriales, almacenes, comercios y centros de trabajo. Incorporar CO2 reciclado en estos equipos supone un paso decisivo hacia la economía circular, al transformar un subproducto contaminante en un recurso funcional y preventivo.
Además, estos dispositivos combinan seguridad y sostenibilidad: ofrecen una gran autonomía de descarga, requieren un mantenimiento mínimo y contribuyen a reducir la dependencia de gases de nueva producción. Así, cada extintor de CO2 se convierte en un símbolo de cómo las empresas pueden integrar prácticas responsables en su operativa cotidiana.
La importancia de las BIES en la protección contra incendios
Además de los extintores, otro elemento clave en los sistemas de protección contra incendios son las Bocas de Incendio Equipadas (BIES). Estas instalaciones fijas de agua presurizada permiten una respuesta inmediata ante un conato de fuego y complementan la acción de los extintores portátiles.
En términos de diseño y aplicación, las bies pueden ser de dos tipos: de 25 mm y de 45 mm de diámetro. Las primeras están destinadas principalmente a uso por personal no especializado, mientras que las de 45 mm están diseñadas para ser utilizadas por brigadas de intervención o bomberos internos. Integrar ambos tipos de BIES en un mismo plan de protección garantiza una respuesta eficaz, escalable y segura en todo tipo de instalaciones industriales.
Sectores donde el CO2 ya es una materia prima esencial
El potencial del CO2 como recurso no se limita a la seguridad industrial. Diversos sectores ya lo emplean de forma cotidiana, con resultados eficientes y sostenibles:
- Alimentación: utilizado en la carbonatación de bebidas, conservación de alimentos y eliminación de pesticidas en materias primas agrícolas.
- Farmacéutica y cosmética: extracción de principios activos, aceites esenciales y producción de ingredientes de alta pureza.
- Invernaderos y agricultura: mejora de la fotosíntesis y enriquecimiento del agua de riego.
- Medicina: creación de entornos controlados para manipulación de órganos artificiales y síntesis de fármacos como la aspirina.
- Textil y electrónica: limpieza de piezas y componentes sin disolventes contaminantes.
- Tratamiento de aguas: como acidificante alternativo a ácidos fuertes como el sulfúrico o clorhídrico.
- Energía: producción de combustibles sintéticos mediante procesos de fotosíntesis artificial y conversión de CO2 con vapor de agua.
Cada uno de estos usos representa un ciclo de producción cerrado, en el que se reduce el desperdicio y se aprovechan los subproductos industriales para generar valor añadido.
El reto de escalar a nivel industrial
Aunque las tecnologías existen y los beneficios son evidentes, uno de los principales retos es escalar estos procesos de captura y reutilización de CO2 a un nivel industrial masivo. Según la Plataforma Tecnológica Española del CO2 (PTE-CO2), la demanda global de CO2 reutilizable todavía está muy por debajo del volumen de emisiones anuales generadas.
Para revertir esta situación es necesario invertir en innovación, establecer incentivos regulatorios y crear infraestructuras de recolección y transporte de CO2 entre diferentes industrias. Este enfoque colaborativo permitiría conectar instalaciones emisoras con otras que puedan utilizar el gas como materia prima, impulsando un modelo de economía circular intersectorial.
Hacia una economía descarbonizada y circular
El aprovechamiento del CO2 como materia prima marca un hito en la transición hacia una industria descarbonizada. Su aplicación en dispositivos de seguridad como el extintor, en formatos como el extintor 6 kg y en sistemas fijos de agua como las BIES, junto a su uso en sectores alimentarios, médicos o energéticos, demuestra que este gas puede dejar de ser un residuo y convertirse en un motor de innovación y sostenibilidad.
A medida que la tecnología avance y los marcos normativos acompañen, será posible multiplicar estos usos, cerrando el ciclo del carbono y contribuyendo de forma decisiva a reducir las emisiones globales. Transformar el CO2 en un recurso útil no solo es viable: es indispensable para el futuro de la industria y del planeta.
