Incendio devasta un gimnasio en Castilleja de la Cuesta

Incendio devasta un gimnasio en Castilleja de la Cuesta

Incendio devasta un gimnasio en Castilleja de la Cuesta: ¿Una tragedia evitable?

Castilleja de la Cuesta se despertó un martes de hace 1 mesa con un susto que pudo haber sido tragedia: un incendio devoró las instalaciones del conocido gimnasio Low Fit Aljarafe, situado en la Cañada de los Negreros. Las llamas, visibles desde varios puntos del municipio sevillano, sembraron la alarma entre vecinos y comerciantes. Por fortuna, la evacuación fue rápida y no hubo heridos. Pero la pregunta que flota en el ambiente es otra: ¿se podría haber evitado?

El fuego que lo arrasó todo… menos las dudas

El incendio se declaró a primera hora de la tarde. En cuestión de minutos, el humo envolvió las salas de fitness, peso libre y cycling. Las llamas se extendieron con velocidad inquietante, lo que hace pensar: ¿estaban ignifugadas las estructuras del gimnasio? ¿Disponía el centro de una compartimentación adecuada? ¿Estaban los materiales de revestimiento clasificados según la normativa europea de reacción al fuego?

Los bomberos llegaron rápido. Dos camiones y varias dotaciones actuaron con celeridad, evitando daños mayores y protegiendo el restaurante contiguo, irónicamente llamado Las Brasas. La Policía Local de Castilleja de la Cuesta apoyó la intervención, controlando accesos y asegurando la evacuación.

Aunque el aparcamiento exterior no se vio afectado, las instalaciones interiores quedaron reducidas a escombros y acero calcinado. Y con ellas, las ilusiones de muchos usuarios que veían en ese espacio su rutina, su desahogo, su salud.

¿Y si el gimnasio hubiera contado con un mayor número de extintores?

Protección activa y pasiva: claves que marcan la diferencia

En todo espacio deportivo, la protección contra incendios debe funcionar como un músculo invisible. No se ve, no se presume, pero puede salvar vidas. Por eso es vital diferenciar entre protección activa (extintores, detectores, rociadores, BIEs) y protección pasiva (puertas cortafuegos, sellados, pinturas intumescentes, sectorización).

Un gimnasio es, por definición, un lugar de alta ocupación, alto tránsito y elevada carga térmica. Las colchonetas, cauchos, espumas, paneles acústicos y hasta los techos decorativos pueden actuar como combustible silencioso si no se ha intervenido con técnicas ignífugas.

¿Se realizaron las inspecciones necesarias? ¿Existía un plan de autoprotección actualizado? ¿Sabían los trabajadores utilizar los extintores adecuados en caso de conato? ¿Tenía el gimnasio una instalación de detección precoz de humo y calor?

Las autoridades locales no han desvelado aún las causas del incendio. Pero lo que sí es claro es que este caso debe ser una llamada de atención para todos los centros deportivos.

Porque hay opciones perfectamente adaptadas para este tipo de negocios, como los extintores para gimnasios, que combinan agentes ABC y CO2 para cubrir desde maquinaria eléctrica hasta materiales sólidos inflamables.

¿Cuándo fue la última revisión de extintores?

El Reglamento de Instalaciones de Protección contra Incendios (RIPCI) establece que la revisión de extintores debe realizarse, como mínimo, una vez al año. Pero en lugares de uso intensivo como los gimnasios, se recomienda una revisión más frecuente y rigurosa.

¿Se cumplía esta obligación en el Low Fit Aljarafe? ¿Podría un extintor caducado haber impedido sofocar el inicio del incendio? Son incógnitas que, más allá de la investigación oficial, deben llevar a la reflexión al sector entero.

Una instalación sin mantenimiento es como un músculo sin entrenamiento: débil, ineficaz y expuesto al fallo. Y cuando se trata de fuego, ese fallo puede ser letal. Por eso existen empresas especializadas en revisión extintores y mantenimiento de sistemas, que permiten actuar antes de que las llamas tengan la primera palabra.

Evacuación sin daños, pero con lecciones

En este caso, la evacuación fue eficaz. El personal actuó con celeridad. Las salidas estaban despejadas. El protocolo, al parecer, funcionó. Pero que no haya heridos no debe llevarnos a la complacencia. Un fallo estructural, una puerta bloqueada, una falsa alarma ignorada… y el resultado habría sido otro.

Es hora de que los gimnasios incorporen en sus rutinas no solo abdominales y flexiones, sino también ensayos de evacuación, formación básica en uso de extintores y análisis de riesgos periódicos. No es un capricho. Es una responsabilidad legal, moral y social.

¿Y ahora qué?

Mientras se determina el origen del incendio, toca reconstruir. No solo ladrillos. También confianza. Porque detrás de cada cinta de correr y cada mancuerna, hay personas. Deportistas, monitores, madres, jubilados, jóvenes en busca de salud. Y todos ellos merecen seguridad.

El incendio en Castilleja de la Cuesta no debe ser una anécdota. Debe ser un punto de inflexión. Una sacudida para que todos los gimnasios de España revisen su nivel de protección y se pregunten: ¿estamos realmente preparados para evitar lo que acaba de ocurrir?

La respuesta, si es sincera, probablemente invite a actuar. Y rápido. Porque el fuego no espera. Y la prevención, cuando falta, se paga caro.