Normativa UNE 23510:2017, la clave para garantizar la extinción de incendios en cocinas industriales.
La normativa que define la seguridad contra incendios en entornos de alto riesgo térmico
Querido lector, si hay algo que no se debe pasar por alto en las cocinas industriales, es la seguridad. Y cuando digo seguridad no me refiero a un simple extintor colgado de cualquier pared, no. Me refiero a un sistema completo, diseñado al milímetro, regulado, probado, certificado y homologado como Dios manda. Aquí entra en escena la normativa UNE 23510:2017, esa que muchos han oído nombrar, pero pocos han entendido en su justa dimensión.
El asunto no es menor. Las cocinas industriales, esas donde la grasa, el fuego y el acero inoxidable conviven en un baile constante, son verdaderos hervideros de riesgo. Y para proteger estos santuarios culinarios de convertirse en un infierno ardiente, la normativa UNE 23510:2017 se impone con toda la seriedad de un código penal.
La citada norma, junto con el Código Técnico de la Edificación (CTE), establece los requisitos mínimos que deben cumplir los sistemas automáticos fijos de extinción de incendios destinados a salvaguardar cocinas industriales. Hablamos de espacios equipados con freidoras, woks, parrillas, hornillos, planchas, y todo aquel arsenal capaz de disparar la temperatura hasta niveles propios del mismísimo Vesubio.
¿Qué debe incluir un sistema de extinción según la normativa UNE 23510:2017?
Aquí no hay lugar para la improvisación. El diseño e instalación del sistema de extinción tiene que regirse por los ensayos del fabricante, la normativa vigente y cualquier otra regulación aplicable. El conjunto debe incluir:
- Unidad de almacenamiento del agente extintor (habitualmente cilindros de 9 o 12 litros), con su correspondiente mecanismo de disparo, sea este mecánico o eléctrico.
- Sistema de detección térmica o automática, bien mediante sprinklers, cables térmicos u otras soluciones.
- Dispositivo manual de activación: un buen pulsador al alcance, por si la cosa se complica.
- Tuberías de acero inoxidable que conduzcan el agente extintor a sus boquillas.
- Condiciones térmicas de funcionamiento entre +5°C y +50°C.
Todo debe activarse de forma simultánea: la zona de cocción, la campana extractora, el plénum y los conductos de extracción. Porque, amigo lector, de nada sirve apagar la freidora si la grasa acumulada en los conductos prende como una falla de San Juan.
¿Y si sólo se protege la zona de cocción?
Error. Craso error. Una protección incompleta —que omita la campana, el plénum o los conductos— es papel mojado. Porque ahí, justo ahí, es donde la grasa se convierte en gasolina. Si el sistema no lo cubre todo, no sirve de nada.
Sistema de extinción de incendios en campanas extractoras: clave para prevenir catástrofes
Ahora se vuelve imperativo mencionar el sistema de extinción de incendios en campanas extractoras. Porque sin una defensa eficaz en ese frente, la posibilidad de propagación del fuego aumenta exponencialmente. Estos sistemas deben ser automáticos, manuales y autónomos. Cada componente tiene que funcionar aunque otro falle. Y si alguien decide pulsar el botón rojo, todo el sistema debe entrar en acción sin vacilaciones.
Los detectores deben operar de forma independiente al sistema de distribución del agente extintor, con boquillas tipo abierto, salvo que un sistema cerrado garantice la apertura total simultánea.
Sistema extinción campana cocina: exigencia y no capricho
Es el momento idóneo para subrayar otro concepto esencial: sistema extinción campana cocina. Esta frase, que suena técnica y un poco burocrática, es en realidad un salvavidas. Porque sin ese sistema en funcionamiento, la grasa acumulada y el calor constante se convierten en una receta para el desastre.
Y atención: no vale cualquier instalación. Los materiales deben resistir la corrosión, soportar las condiciones ambientales adversas y ser operados solo por personal autorizado. Todo debe funcionar como un reloj suizo.
Seguridad en las cocinas: lo que está en juego es mucho más que equipamiento
Aquí toca hablar con claridad meridiana: la seguridad en las cocinas no es un lujo, es una obligación. Un incendio en una cocina industrial no sólo pone en riesgo instalaciones millonarias; pone en jaque la vida de trabajadores, clientes y todo aquel que se encuentre cerca.
Por eso, el sistema tiene que estar diseñado para evitar la activación por golpes, humedad o variaciones de temperatura que degraden el agente extintor. Y si el clima amenaza con heladas, que el agente se mantenga por encima de los 5°C sobre su punto de congelación.
Código Técnico de la Edificación (CTE): un complemento indispensable
El CTE es la otra gran pata sobre la que se sostiene esta arquitectura normativa. En concreto, el Documento Básico SI sobre Seguridad en caso de Incendio exige sistemas de extinción automáticos en cocinas donde la potencia supere los 50 kW (o 20 kW en hospitales o residencias públicas).
También detalla cómo deben ser los conductos de extracción, las distancias mínimas respecto a materiales inflamables, la disposición de filtros, registros para inspección y limpieza, y los criterios que deben cumplir los ventiladores según la norma UNE-EN 12101-3:2016.
Instalaciones de protección contra incendios: dotación mínima obligatoria
La Sección SI4 del CTE impone, como mínimo:
- Extintores portátiles cada 15 metros.
- Sistemas automáticos de extinción para cocinas con alta potencia instalada.
- Registro ante el órgano competente con certificado emitido por empresa instaladora.
Una conclusión que no admite matices
Todo esto, querido lector, no es un ejercicio de exageración. Es simplemente la realidad que impone la experiencia. La normativa UNE 23510:2017 no es papel mojado ni legislación para lucir en una pared. Es la garantía de que, cuando las llamas decidan hacer acto de presencia, habrá un sistema que las enfrente con eficacia quirúrgica.
En este escenario donde el fuego es compañero diario de trabajo, cada válvula, cada sensor y cada cilindro son soldados en la batalla por la seguridad. Y no cumplir con ello es jugar con fuego, literal y figuradamente.
